La película «El cambio», esconde grandes enseñanzas espirituales para favorecer el crecimiento personal y el encuentro de nuestro verdadero ser.
El cambio, cuyo título original en inglés es The Shift, es una película del director Michael A.Goorjian. El protagonista principal es Wayne Dyer, autor del famoso libro de autoayuda Tus zonas erróneas.
Durante la película, el Dr.Wayne Dyer hará de guía y maestro espiritual de personas con las que se encuentra en su trabajo. Mediante charlas y vivencias, pretenderá que se den cuenta de que la vida no es un río que sigue la corriente. Su objetivo es que cada cual encuentre su propio camino y descubra su “verdadero yo”.
Les hará ver que todo puede recobrar significado si sabemos escucharnos, si nos atrevemos a coger el rumbo que nos marca nuestro corazón. Todos podemos adentrarnos en hacer “el cambio” si realmente sentimos que no estamos donde queremos estar.
Las tres historias de El cambio
A lo largo de la película se verán tres historias diferentes. Son historias donde sus protagonistas han perdido el rumbo de sus sueños y se sienten vacíos en sus vidas.
Una madre abnegada
El primer caso es el de una madre tan entregada a su familia que se olvidó de vivir su propia vida. Durante años lo dio todo por el bienestar de su familia, pero dejó aparcados sus sueños, sus hobbies, sus anhelos, sus intereses… De ello se va dando cuenta a lo largo del filme e irá aprendido a poner remedios para recuperar de nuevo su vida.
Todo ser humano es garante y merece su espacio individual. En él las personas nos realizamos, nos autorrealizamos, en contraposición a la masividad. Dedicar tiempo a uno mismo es algo esencial. Y quien no lo hace por exceso de trabajo o por tener que atender a otros terminará con el tiempo sintiendo un vacío en su vida.
Un matrimonio infeliz
El segundo caso es el de un matrimonio acomodado, acostumbrado a un nivel de vida alto. Parecían tenerlo todo, pero se darán cuenta de que la riqueza no da la felicidad. No somos lo que tenemos. De lo contrario, si un día perdiéramos nuestras pertenencias, nos quedaríamos sin y en nada. La pareja aprenderá a valorar las pequeñas cosas. Verá que en la sencillez y en los pequeños detalles de la vida se esconde la mayor riqueza.
Un profesional entregado
El tercer caso es el de un director de cine ambicioso, que se olvidó de vivir el presente y se centró exclusivamente en su trabajo. Su futuro y éxitos, que estaban por llegar eran todo el centro que ocupaba su vida. Ese afán de vivir exclusivamente por y para el trabajo, acaba por dejar escapar el momento presente, “el ahora”.
Reglas para alcanzar la plenitud
El cambio nos recuerda que se puede disfrutar de una vida plena. ¿Cómo?
- Vive conscientemente, saborea el momento presente en su totalidad. Para ello, tienes que estar aquí en este momento y no dejar que la mente se vaya a otro lugar.
- Deja de lado el ego, recuerda que no somos ni nuestro trabajo ni nuestras riquezas. Cuando se vive desde el interior, desde ese ser espiritual que se centra en cómo eres, sin etiquetas ni pertenencias, es cuando tu bienestar empieza a fluir dentro de ti.
- Deja de lado la perfección. No tenemos por qué ser perfectos. El ser humano no lo es y tampoco es necesario serlo para ser feliz.
- No eres tu reputación. Si vives según lo que piensen los otros de ti, perderás la libertad. Cada uno es libre de pensar lo que quiera y no debería afectar a tu forma de vida. La reputación es algo intangible, que crean los demás, y a lo que no deberíamos darle mayor importancia. Lo esencial no es lo que pasa en el exterior, es lo que pasa en tu interior.
- Escúchate a ti mismo sin juzgarte. Al tomar decisiones, el ego suele interferir, sale a la luz esa parte perfeccionista que nos recuerda que “lo normal” es hacer una u otra cosa. Cuando activamos al ser libre de interferencias fluye todo con naturalidad y buenos sentimientos. Es ahí donde residen nuestros verdaderos sueños.
El cambio es una película para reflexionar. Hará que nos planteemos si estamos dónde queremos estar, si vivimos de verdad o estamos dejando escapar nuestros sueños y felicidad. Somos creadores de nuestra vida y todo puede recobrar significado si hacemos algo y la guiamos a nuestra manera particular y personal.